De nuevo un fallo estrepitoso en Sevilla y de nuevo con una corrida pasada de carnes, mastodóntica, sin tipo, que no podía embestir y no ha embestido. Cierto que se trata de una ganadería caracterizada por una morfología honda, pero desde hace algún tiempo se le ha desmadrado el volumen, y sus toros son casi siempre auténticos zambombos. Además, quizás unido a lo anterior, acusan una notable desigualdad de juego. Lo sentimos por Fernando Cuadri, persona afable y educada, con cuyos puntos de vista no siempre coincidimos, pero que dentro de la esfera de los considerados “toristas” es de lo más sensato y con categoría en lo personal, y sus toros en muchas ocasiones han embestido con nobleza y hasta con clase.
Es necesario de una vez por todas bajar el tamaño y el peso del toro de lidia, y si a los dictadores veterinarios de ideología “torista” no les gusta, sencillamente que se suspendan corridas y se “coman” ellos el escándalo. Hay que denunciar una y otra vez a estos individuos intocables, arrogantes y déspotas que desde hace más de cuarenta años, aliados con los demagogos y trincones que inventaron el “torismo” han ido imponiendo por sus narices un torazo antinatural, caricatura gordinflona y fradulenta del verdadero arquetipo del toro bravo. Y así se han cargado por completo la variedad de castas. Hay que quitarles su poder omnímodo y reeducar al público en la cordura respecto al toro bravo.
En el caso concreto de Cuadri, siendo una ganadería que tiene cierta bula entre los ultras, quizás podría permitirse el bajar un poco el listón, volver a su tipo clásico, en el que la seriedad y el trapío no estaban reñidos con una morfología equilibrada y con un peso razonable. Aquí les dejamos un par de imágenes bien elocuentes de dos toros del hierro onubese lidiados en Sevilla en una época en la que en las plazas de primera aún podían verse toros atléticos, finos y fibrosos, con seriedad en las caras y testas sin necesidad de parecer bueyes. Y en aquél tiempo los cuadris (como tantos otros) embestían mucho más y mejor. A ver si nos damos cuenta del gigantesco engaño que nos han contado y nos siguen contando, y del daño ya irreparable que han hecho a la Fiesta.
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Si no es mucho preguntar, ¿dónde ha conseguido dichas fotografías? Estoy interesado en recopilar algunas fotos de ejemplares de este tipo, o sea toros bravos, terciados, astifinos y atléticos (como usted bien dice) de los años 70 y anteriores.
Estimado amigo,
Gracias por su interés. Ambas fotos fotos fueron publicadas en la revista «El Ruedo»; si puede acceder a la colección, encontrará decenas de fotos de los años 50, 60 y comienzos de los 70. Le aseguro que merece la pena. Es una fuente gráfica fundamental para observar cómo era el tipo clásico de las ganaderías, nada que ver con el cuento inventado por los «toristas».
Un saludo.