Una tarde grandiosa de El Juli pone en evidencia a una plaza de Madrid que no se entera, y ya irrecuperable

La tarde de El Juli el 11 de mayo en Madrid ha supuesto un verdadero hito histórico. La perfección técnica conjugada con un estilismo cadencioso, mecido, encajado y redondo, deslumbraron frente a su primer “buendía” de La Quinta, “Bellotero”, bravo, con largo recorrido, templado, fijo, humillador y de rebosante embestida. Conjunción perfecta, obra maciza de principio a fin, desde el capote a la espada. Faenón de dos orejas incuestionables, que se quedaron en una. Mucho tuvo que ver en ello la jugarreta dilatoria del individuo que representó el papel de presidente, pelele colaboracionista de los reventadores. La pandilla basura del rebuzno, pitó y eructó su bilis contra el torero durante buena parte del trasteo, y el sujeto del palco se acojonó.. o se acopló al rollo. Además, y es la pura verdad, la masa de público rebañiego tampoco pidió más que un trofeo.  

Siendo la anterior una sensacional actuación, la faena de época llegó en el quinto, otro “tío” cinqueño y astifino. Tras meter bien la cara en el capote una vez que otra, sobre todo por el derecho, pero algo suelto, y habiendo hecho una regular pelea en varas y en banderillas, el morlaco llegó al tercio final con viveza y sin definir, o sea, incierto.

Ya El Juli con la muleta, en los dos primeros intentos de tanda el toro se vino a él directamente, colándose por un mínimo resquicio del engaño. Con casta de figurón, lejos de arrugarse, el torero se acordó de los matices buenos de las embestidas iniciales, olvidándose del peligro evidente. Y aquí basculó la faena hacia la obra sublime. Porque la forma en que Juli tragó el inicial y escalofriante “si es no es” santacolomeño, primero para someter, luego para prolongar la acometida del toro hasta el final del vuelo de la muleta varios metros más allá de engancharla y, finalmente, enroscándolo a su cintura, es algo que probablemente no se haya hecho nunca en Madrid con un toro de este carácter y estirpe. «Gañafote» llevaba dentro un buen fondo, pero ¿quién podía adivinarlo? y, sobre todo, ¿quién tiene la clarividencia y el valor para sacárselo? Sólo es capaz un privilegiado del toreo.

Primero, «rompiendo» y obligando al toro por el derecho

Y con la espada en la mano, la serie final de cuatro naturales fue de excepción, sobre todo el último, por su longitud interminable, pulseo con caricia y ajuste infinitos. La plaza crujió en pleno climax, o eso parecía, porque dos pinchazos y un descabello, siendo sin duda un frenazo emocional, no podían ni debían dejar sin trofeo alguno tan magna e impactante obra. Pero no hubo ni un pañuelo, señal de que al personal no le llegó tanto, o no lo valoró en su importancia real, o es que se enteró a medias, si se enteró. Por ello, y esta vez sin ayuda del presidente cómplice de los reventadores, una tarde grandiosa de El Juli se saldó con una pírrica oreja.

Después, cuajándolo al natural

Así está esta plaza, inmersa desde hace décadas en un ambiente de autosugestión colectiva de corte masoquista, donde una pandilla de vulgares e ignorantes macarras domina por completo, y una masa de público no aficionado y carente de criterio oscila de aquí para allá, pero al final se deja llevar, porque no sabe nada y se cree que el que más chilla es el que sí sabe o simplemente “por algo será”. Y al final, junto con los berridos en medio de las faenas de los cuatro fulanos que manejan el cotarro, surge ese desdén pretencioso y grotesco, propio del que, siendo un analfabeto taurino que apenas maneja cuatro tópicos falsos, se cree un sabio que dicta lección en su cátedra. El sempiterno odio a las figuras. Pasan los años y Madrid no cambia, ni ya cambiará nunca. Y menos si la chusma de reventadores sigue contando con el total apoyo del Sistema.

Señalemos, eso sí, que esta vez los veterinarios hicieron bien su trabajo, porque la corrida de La Quinta fue perfecta para la ocasión: muy seria pero fina, bien hecha, y proporcionada al tipo de su casta. ¡Qué pedazo de ganadería ha logrado hacer la familia Conradi tras décadas de trabajo! con una regularidad y una embestida que ha situado a la sangre Buendía en el mayor nivel de su historia. En nuestro recuerdo quedarán grabadas las embestidas de ensueño de ese gran toro “Bellotero” y la actuación magna de El Juli en una plaza que no la valoró como debiera, porque desde hace muchas décadas ha dejado de ser la primera del mundo.  

Imágenes: Canal Toros/Movistart

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Morante hace la ola a los reventadores. ¡Lamentable e indigno error!

No dimos crédito cuando, hace unas semanas, alguien nos dijo que el artista de La Puebla iba a ser partícipe de un akelarre que montaba una pandilla de reventadores autotitulada como “la afición”, siempre a mayor gloria de sus grotescas, aberrantes y disparatadas teorías tauro-fantasticas. Consumado el hecho, según parece, nuestra incredulidad se ha convertido en pena, repulsa y vergüenza ajena.

No nos imaginamos ni por asomo a un Luis Miguel, un Ordóñez, un Camino, un Paquirri, un Manzanares, un Espartaco, o un Ojeda acudiendo en plan “buen rollito” a la guarida de los tipejos que sistemáticamente se dedicaran desde el resguardo de un tendido a difamar, burlarse, despreciar, ridiculizar y agredir a los toreros mientras se juegan la vida en el ruedo. Y también antes y después, en tertulias basura y programuchos donde les den voz y, por supuesto, en la letrina infecta de las llamadas “redes sociales”.

Resultaba inconcebible e inaudito que un profesional como Morante se prestase a blanquear con su presencia algo así. Por respeto a sí mismo. Por respeto a tantos de sus compañeros, que sufren y han sufrido años y años la inquina y el acoso de estos pájaros, algunos incluso habiendo recibido graves cornadas en medio de los alaridos infames. Por respeto a la tauromaquia, a la que ha hecho un daño irreparable toda la bazofia injuriosa y falsaria que vierten estos elementos y sus cómplices, empezando por los trincones mediáticos que los crearon en los años 70. Ellos son los causantes del desprestigio y debilidad extrema que hoy padece el toreo, aparte de haber convertido una plaza capital en la primera plaza de carros del mundo.

Pero a la mancha que supone el simple hecho de arrimarse (metafóricamente) a un estercolero, se ha sumado algo aún peor: envolviéndose en una palabrería supuestamente crítica, dicen que acabó haciéndoles la ola en plan colega. Exactamente se ha hablado del mismo calificativo tópico, usado siempre por los puritanos y santones que protegen a esta pandilla desde hace décadas. Cuando usas la terminología del enemigo, malo. Pensábamos que Morante era un tipo de otra pasta y con otros principios, esos que públicamente se jacta en defender. Y ahora resulta, si lo que se ha comentado es verdad, que se revuelca en el barrizal con la peor calaña del antitaurinismo: la que pone dinamita desde dentro.

Al propio episodio, se añade el tratamiento que le han dado los masajistas de “final feliz” que pululan por los portales taurinos de Internet, aunque esto sí que no nos ha sorprendido. Como ahora han recibido la consigna de la “unidad”, de la “buena armonía” por decreto, y dado su servilismo absoluto hacia los empresarios y políticos de cuyas migajas sobreviven, han actualizado el relato de que los reventadores son “idealistas”, quizás equivocados, pero sin duda “necesarios” y parte “respetable” del Sistema. Por eso nació, creció y se mantiene este cáncer, que hace mucho debió erradicarse: porque interesa a los que mandan, o ceden a su chantaje matonesco. Es clavado a lo que pasa a nivel político general con los medios aún llamados “informativos”.  

Vamos a ahorrar adjetivos más gruesos. Nosotros sí, por respeto al lector y a este torero, aunque él haya tenido poco o ninguno hacia otros, empezando por los suyos. Nunca lo esperábamos. De puertas a fuera del ruedo, con esto ha demostrado ser un personaje como mínimo carente de credibilidad.

Ya entendemos mejor el empecinamiento en la moruchada del Puerto. También nos va encajando lo que nos contaron sobre un conocido caradura, pedante engolado, enfermo del protagonismo y plagiador nato (además de amigo de los reventadores, casualmente) al que parece que Morante tiene como “consejero aúlico”. ¡Apaga y vámonos!

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El desastre del supuesto “heredero de Veragua” en el certamen Chenel de Madrid estaba cantado. Mal para el público, los toreros y los ganaderos a los que se les ha quitado una oportunidad. ¿Quién ha sido el responsable?

Tras el estruendoso fracaso en el Puerto de Santa María, era una temeridad, una provocación y un despropósito el sólo anuncio del autotitulado monopolista de Veragua, y más en un ciclo organizado para dar oportunidades a toreros que actúan poco, pero han acreditado su valía y condiciones.  La única opción que pueden dar a los diestros unas reses podridas por su flojedad, amoruchadas y broncas es la de estrellarse o llevarse una cornada.

Pero los elementos de la secta «torista» tienen bula por parte de algunas entidades político-taurinas, de ciertas comisiones y no digamos del estercolero mediático, que continuamente les dan sitio. Impermeable a la realidad, pase lo que pase y sea donde sea, el disfrazado como neoDuque de Veragua sigue dando lecciones de “purismo” y largando de todo el mundo con total desahogo.

Lo bueno es que esta vez se pudo ver por televisión, y tan monumental castaña no había manera de taparla. La corrida está disponible en Internet para el que quiera solazarse con el gran espectáculo. Ruina total y sin paliativos. Por no tener, no tuvieron ni trapío, como evidenció el cascado primero y el horrendo y orientado sexto, un palurdón de peligrosos instintos que si no hizo sangre fue porque apenas se tenía en pie, como sus hermanos. Al menos, antes tenían fuerza correosa, y al no emplearse nunca en la embestida la reservaban para dar tarascadas y hachazos, con lo que, a pesar de su condición mansa y defensiva, excitaban el mórbido baboseo de los ultras “toristas”. Ahora, ya ni eso, o cada vez menos. Estamos desolados.

Cuando leímos el nombre en los carteles de la Copa Chenel, nos quedamos estupefactos. No cabe el argumento de la “variedad”, porque en el certamen no ha habido ganaderías de origen Núñez ni Murube, que podían haber entrado, y sí varias del monopolio Domecq y, sobre todo, porque la sangre Veragua ya estaba representada por el hierro de Aurelio Hernando, ¿o precisamente era para hacer de menos a éste? Si es esto último, la jugada ha salido como el culo (con perdón) a quien la haya planteado. Comparen los de Aurelio de Chinchón con el género del neoDuque y sobran las explicaciones. Entenderán lo que hemos repetido muchas veces sobre la permanente campaña de difamación y mentiras contra Aurelio, y el odio mortal y envidioso por parte de la banda de choriceros que lustran las botas a Su Excelencia.

Llegados a este punto, la cuestión es: ¿quién es el genio o el responsable de haber traído esta mercancía y de dónde viene la bula que le otorgan, a pesar de sus constantes fracasos? Suena a que en la cabeza de las entidades político-taurinas se escucha y da cancha a las bandas organizadas de reventadores afines a todos los morucheros “toristas”, sea por el bienquedismo típico del politiqueo, sea porque comparten su demagogia, sea por miedo a lo que puedan eructar en la letrina de Twitter, o por simple ignorancia.  Mientras todo siga igual, esta chusma agresora seguirá dinamitando la Fiesta desde dentro, como llevan haciendo desde hace 50 años, especialmente en Las Ventas y, por contagio, allí donde se dejan caer.

Sea como fuera, además del lamentable resultado, se ha birlado una oportunidad a los toreros y un puesto a otro ganadero que debería haber lidiado en este festejo con muchísimo más merecimiento, casi cualquiera antes que éste. Más peonoso aún cuando en el conjunto del certamen ha habido un buen nivel ganadero y unos resultados en general muy positivos. Por ello es preciso limpiar esta mancha y exigir explicaciones públicas y detalladas sobre quién recomendó o impuso esta divisa y en base a qué motivos.

En la plaza, el guion habitual de la casposa pachanga “torista” se repitió punto por punto, pero a favor de corriente. No oímos alaridos, rebuznos e insultos de los reventadores de Las Ventas ni de los matones y difamadores habituales de Twitter que allí estuvieron. No piaron, ni a la vista de unos pitones que daban en qué pensar, ni cuando los inválidos rodaban por el suelo una y otra vez. Si acaso algún chillido suelto al final y por disimular. Como el “heredero de Veragua” es uno de los suyos, los implacables «puristas» se trocaron en corderitos modorros, y se la mamaron entera.

Asimismo, de nuevo es evidente en este caso la complicidad de los portaluchos de Internet más significados. Ni una palabra. Han silenciado el fracaso por completo, camuflándolo con la otra ganadería del cartel, propiedad de un compulsivo comprador de Domecq de segunda mano al que han puesto por las nubes exageradamente, pero cuyos toros en comparación con los otros parecían extraordinarios. Estos mismos mercaderes de Internet que ensalzan o tapan lo que les conviene, el otro día mintieron soezmente, tildando de “mansa” y falta de “casta” a la novillada de Aurelio Hernando lidiada en la feria madrileña de Moralzarzal, en la que hubo algunos magníficos ejemplares. Pero ya se sabe la norma por la que funcionan: al que no paga, palo.

Imágenes: Telemadrid

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El buen ejemplo de la feria de novilladas de Guadarrama. La verdadera promoción es que embistan los novillos, haya ambiente sano y no manden caciques, chuflas, mangantes ni reventadores

Novilladas de diferentes procedencias, ninguna del monopolio ni de morucheros “toristas”, de muy seria presencia (a veces excesiva) pero con posibilidades de embestir. Todos los días han salido astados de triunfo claro, destacando al cierre la buena clase en conjunto y uno sensacional de los de Aurelio Hernando, así como la renovada sorpresa de Gabriel Rojas. Esa ha sido en lo ganadero la tónica de la recién terminada feria de novilladas de Guadarrama, una de las de mayor afluencia de público de las que se celebran en la temporada y casi siempre positiva en cuanto a resultados .

En Guadarrama no ha habido navajeros teledirigidos que agreden a los toreros. Ni una caterva de presidentes chuflones y dictatoriales venidos de fuera que amenazan a las cuadrillas en el sorteo y roban o regalan trofeos a los matadores según convenga. Ni un cacique chulesco con delirante afán de protagonismo, que todo lo mangonea. Ni prensa y cámaras de TV convenientemente engrasadas para cantar las glorias del señor feudal. La feria de Guadarrama no tiene tanto eco porque no lo compra en el mercado del mamoneo mediático, pero es de las que merecen la pena y dan oportunidades de verdad, como Algemesí y algunas otras. Estos son verdaderos ejemplos de promoción del toreo, no las encerronas basurientas de tipo “torista”, donde ni embisten los toros ni hay trofeos, porque los roban para dar “categoría”. Simplemente, es la diferencia entre lo sano y lo podrido.

Pero vamos con el asunto central, que es el breve comentario sobre el juego de los mejores novillos de este ciclo de la Sierra de Madrid, compuesto este 2021 por cuatro festejos de las divisas de Cuadri, Alcurrucén, Gabriel Rojas y Aurelio Hernando, o sea, mayoría de sangre Núñez, cosa realmente excepcional en los tiempos que corren.  Y, como ya apuntamos, cabe indicar que todas las tardes han saltado al ruedo novillos con claras opciones de triunfo. De hecho, si la cosecha de trofeos no ha sido mucho mayor se ha debido a los reiterados fallos con la espada. Finalmente, sólo Álvaro Alarcón, Isaac Fonseca y Álvaro Seseña lograron salir por la puerta grande, y lo mismo hubiese acontecido con Álvaro Burdiel, Javier Montalvo y Manuel Diosleguarde de no haber pinchado.

El excelente castaño de Cuadri en el festejo que abrió feria. Entrega y muy buena clase.
El mejor de los de Cuadri, cuarto de la tarde, deja clara la brava largura de su embestida.

En la de Cuadri, grande, pero bonita de cara y toda con buen aire, destacaron dos más que notables: el castaño tercero y el cuarto. Le sobró tamaño y le faltó fondo de bravura a la novillada de Alcurrucén, si bien hubo alguno manejable y uno sobresaliente, el 4º, que humilló con recorrido y clase hasta el final de los vuelos del muletazo. En la tercera, de Gabriel Rojas, salieron al menos tres dentro de ese prototipo clásico en Núñez abanto, frío y hasta desabrido en los primeros tercios, pero finalmente rompedores en la muleta con recorrido en la embestida, rebosándose y con duración, sobre todo el 5º, único premiado con vuelta al ruedo en toda la feria. Hacía tiempo que no veíamos lidiar nada de este hierro y nos alegramos al ver reverdecer viejos laureles.

El bonito colorado de Alcurrucén que hizo cuarto fue el único que metió la cara de verdad en la segunda de feria.
Empujando con los riñones en el embroque con la muleta, que seguía por abajo hasta el final. Un gran novillo de Gabriel Rojas dentro de un notable lote.

El ciclo concluyó a plaza prácticamente llena, que asistió a la lidia de seis jaboneros de Aurelio Hernando. Los veragüeños compusieron un conjunto homogéneo en cuanto a su buena condición, humillación y temple, con una característica añadida de singular importancia: todos mantuvieron sus virtudes hasta el final de la lidia. Destacó muy particularmente el cuarto por su brava, larga y entregada embestida, un novillo de auténtico lío. Aquí pueden ver unas imágenes que muestran cómo embistieron algunos de los animales más destacados, a los que hemos hecho mención.

¡Qué manera de humillar y galopar una y otra vez del sensacional cuarto de Aurelio Hernando, un novillo de «lío»!
El albahío de Aurelio Hernando permitió una gran faena de Diosleguarde frustrada por el fallo a espadas.
Temple y cara baja del jabonero en la muleta de Álvaro Seseña. Esta fue la tónica de la novillada.

En suma, y con los defectos inevitables, de cara al exterior Guadarrama ha sido un ejemplo en cuanto a combinar promoción de la de verdad, variedad y excelente ambiente. Nada que ver por planteamiento, estilo, trasfondo y resultados con esa otra que la prensa de alquiler ha dado en vender desmadradamente como “modelo” o “ejemplo”, ¿ejemplo de qué, sino del “me lo llevo”, la demagogia, la imposición y el roneo? Que la disfruten los palmeros y mamones. Nosotros nos quedamos con Guadarrama mientras siga como ahora.

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Navajeros y una campaña insidiosa contra los toreros que se resisten a cobrar una miseria. Un cacique endiosado, un ex-taurino resentido y el rey de los montajes tiran del carro, consentidos por los poderosos y jaleados por su prensa afín

La degradación interna del taurinismo ha llegado a los extremos más deleznables de su historia. La última es que unos conocidos zurramingas, con afán de notoriedad y avaricia desmedidos, desatan una guerra para rebajar aún más el dinero que cobran los toreros, con la complicidad descarada de mercaderes mediáticos y la ayuda de grupos organizados de reventadores, entre otros. Porque de eso se trata: que los toreros que menos cobran cobren aún menos, y los otros también. Rebaja sobre rebaja, puesto que todos ellos ya han reducido sus salarios. Pero los oportunistas carroñeros aún quieren rascar más sobre la tierra yerma. Mientras, los grandes poderes fácticos del toreo consienten y avalan.

Si uno observa quiénes son los elementos que se han puesto en primera fila de esta maniobra, lo que se adivina en apariencia es para salir corriendo. Por un lado, un Judas ex-taurino corrosivo y despótico, rico gracias a los toros, trepador del politiqueo y con un enfermizo afán vengativo. Por otro, un cacique que ejerce de señor feudal en su pequeño y artificial chiringuito taurino (pongámosle el cariñoso e imaginario nombre de Villachufla) endiosado por la fiebre del que cree ser un gran personaje. Queda un tercero, discípulo y amigote de los otros dos, y quizás el más peligroso, porque es el más tapado y el que tiene más práctica: el rey de los ponedores y los montajes de rapiña donde nadie cobra salvo el que monta, claro. Lumpen, que además se dedica a reventar pliegos y ferias de pueblos.

Otros elementos que hacen de comparsa son algunos reventadores de Las Ventas (no hay charco podrido donde esta gentuza no meta su hocico y sus zarpas) y una fantasmal asociación integrada por cuatro gatos y manejada por el Judas ex-taurino para dividir a los profesionales. Como pueden ver, un cuadro tan surrealista que cuesta distinguir la verdad de la mentira, y donde los actores son lo mejor de cada casa.

Según el relato propagandístico de la cloaca de Internet, estas prendas son los aguerridos y generosos luchadores, que vienen a garantizar la viabilidad, la pureza y la integridad inmaculada de la Fiesta. Un ejemplo digno de admiración frente a los malvados, privilegiados y egoístas representantes mayoritarios de los toreros, que amenazan, amenazan y amenazan, porque son muuuu malos. El mundo al revés. Lo blanco es negro y lo negro, blanco. Es lo que se lleva hoy a escala global en los mal llamados medios de comunicación, y el toreo no iba ser una excepción.

Naturalmente, los aludidos pajarracos son pícaros de tercera fila y tienen sus propias conveniencias y cálculos particulares. Pero parece indudable que hay intereses compartidos con los grandes, de no ser así, resultaría imposible que esto fuera adelante, y quizás ni se hubieran atrevido a ponerlo en marcha. Los capos del cotarro taurino han mostrado el apoyo implícito, tal como pone en evidencia que sus lacayos hayan salido a escena remando a favor de corriente. Es triste decirlo, pero los peores en este sentido son algunos ex-toreros, superando a sus amos en chulería y despotismo para dejar clara su perruna fidelidad. Algunos que hoy son empleadillos de grandes casas empresariales han mostrado su servilismo “largando” a traición contra quienes eran sus propios compañeros hace cuatro días. Pero en ciertos casos no nos extraña, porque ya cuando estaban en activo llevaban muy mal eso de pagar a sus cuadrillas. Aquí todos son fieles a lo peor de sus propias biografías.

Quieren una tauromaquia de “amateurs”, es decir, desprofesionalizada, donde los únicos que cobren sean ellos, tanto lo que caiga de la taquilla, como de la subvención y/o de la televisión. Y no lo decimos nosotros, sino que es su modo de actuar desde siempre, y hasta alguno de ellos lo tiene puesto por escrito sin cortarse un pelo. Poseídos por la obsesión negociera de rebañar sin escrúpulos en un contexto de tierra quemada, pisando a quien haga falta, se la sudan las consecuencias funestas que ello va a tener. Con los ganaderos aprovechan que andan con la soga al cuello para pagarles una porquería, tarde, mal y nunca, hasta arruinar a la mayor parte de ellos para que queden cuatro, los del monopolio. Quieren hacer lo mismo con los toreros: comprar a precio de saldo o miseria su sangre, sus vidas e ilusiones. Y mientras dure y haya algo ajeno que rebañar, se lo llevan.

Hablábamos antes de intereses comunes, puesto que quienes podrán pillar la tajada gorda son los empresarios grandes, simplemente porque montan más festejos y con el sablazo a los toreros harán economía de escala. Es una posibilidad que saldrá o no, pero el sistema ya está ensayado allende los mares, y ha conducido a una situación agónica de la Fiesta. Ordeno y mando: te conformas con las cuatro perras que te quiero dar, o con un bocadillo de salchichón o de choped, que aún es más barato. Toreas a destajo y sin rechistar, o no te ponemos en ni una más.

Y dentro del reparto de papeles, quizás el más nauseabundo ha sido el de algunos medios pseudo-informativos de mentira e intoxicación. Uno de los detalles más significativos para apreciar cómo actúa esta chusma ha sido el truco semántico de referirse siempre a las asociaciones de toreros íntegras vinculándolas en los titulares con la palabra “amenaza”, lo cual han repetido a coro por toda la tropa de lampantes mediáticos digitales una y otra vez. Se trata de una vieja técnica de manipulación que busca asociar a una persona o grupo con una idea negativa o destructiva para denigrarla, y hacerlo sistemáticamente, a modo de bombardeo en bloque del mismo mensaje hasta que cuele. Aquellos de buena fe o desconocedores de la realidad, abran los ojos y la mente para que no les engañen.

La única y efectiva amenaza la ejerce el que tiene las armas de coacción, quien puede aislarte y destruirte profesional y personalmente, y esos sólo son los empresarios y/o los políticos. O sea, el Poder, que coacciona, chantajea y amenaza, quita y pone a los actores y tiene todos los medios a su servicio para hacerlo. Que no nos tomen por imbéciles contándonos un rollos contra la lógica de las cosas. De hecho, los sicarios de los monopolistas ya han intimidado a unos cuantos matadores y banderilleros para que traguen o “se atengan a las consecuencias”. Más claro, el agua. ¿Acaso no se han enterado de ello algunos portales de Internet? ¿no se quieren enterar, o es que manejan la información selectivamente y a conveniencia?

Pero además del linchamiento mediático hay que añadir un caso gravísimo y sin precedentes en lo taurino, que también se ha intentado silenciar: la agresión sufrida por los toreros a cargo de unos cuantos gorilas “incontrolados” que se fueron a ellos armados con navajas. Episodio de delincuencia gansteril que deja al descubierto el tipo de ambiente que se quiere imponer y la catadura de los sujetos que pululan alrededor. Sobre este infame episodio tampoco han informado los mamporreros mediáticos; lo dijo alguno muy de pasada y rápidamente retiraron la noticia de la circulación. Estiércol sobre estiércol.

En suma, la amenaza contra la Fiesta no la crean ni de lejos unas asociaciones de toreros que intentan defender sus derechos legales en medio de una lluvia de difamaciones, insultos y ataques de todo tipo. Mienten y manipulan sórdidamente quienes mantienen o insinúan tal cosa y quienes los alimentan. Ellos son la amenaza. Amenaza de precarizar el toreo hasta ahogarlo en la misera y amenaza de implantar la dictadura total. La estrategia del Régimen pedrosanchista para exterminar la tauromaquia por partes, a escala local y regional, tiene ahora nuevas ayudas desde dentro.

Aquí no tragamos con el rollo. Y ahí nos vemos, señores.

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De los toros negros de Veragua, el matonismo soez de los reventadores y el “duquesito” tapado

Cualquiera que se haya tomado la molestia de manejar documentación histórica sobre la antigua ganadería de Veragua puede comprobar que hasta la década de 1860, e incluso posteriores, una buena parte de los toros de este hierro eran de capa negra, siendo ésta predominante junto al cárdeno oscuro y el berrendo, más algo de castaño. Salían pocos animales de otros pelos, y particularmente jaboneros, ya que parece que no gustaban a los próceres ducales, por considerarlos de origen “dudoso”.

Como apuntó Juan Pedro Domecq en su libro “Del torero a la bravura” y está registrado en numerosísimas reseñas de la época y anteriores, el jabonero comenzó a verse con relativa frecuencia en las corridas del Duque a partir de un toro llamado “Carrengue”, lidiado en Valencia en 1863, que fue muy bueno y previamente había padreado. Con el tiempo, su capa se extendió y sería el emblema veragüeño, pero los negros siguieron existiendo, como mostramos en estas imágenes sacadas de nuestro archivo. Y vean qué parecido entre los de antaño y los criados hoy por Aurelio Hernando de la misma sangre: hondos, musculados y bien armados sin exageración.

«Tintorero»», del duque de Veragua. Lidiado en Madrid el 23 de abril de 1914
«Gavilán», un veragua de Aurelio Hernando hondo, musculado y muy serio. Lidiado en Chinchón el 22 de agosto de 2021 por Alberto Lamelas, que le cortó una oreja.
«Pescador», del duque de Veragua. Lidiado en México el 2 de febrero de 1902
«Gallego», de Aurelio Hernando, lidiado en Chinchón el 22 de agosto de 2021. Esaú Fernández le cortó las dos orejas

Pero precisamente en los penosos tiempos actuales, algunos de esos listillos cuya triste vida consiste en largar y difamar por Internet manejan el falso tópico de que si un toro no es jabonero no puede ser de Veragua. A la inversa, pasa con otras capas, como el salpicado, que sí existía en la vacada ducal, aunque los mismos ignorantes lo nieguen sin tener ni zorra idea de lo que dicen. Unas veces es por puro analfabetismo taurino, otras por mala leche o interés, y las más por todo ello, que suele ir unido.

Ha sido el pretexto de la enésima agresión sufrida en el vertedero de las “Redes Antisociales” por el ganadero Aurelio Hernando a cargo de la banda de reventadores de Madrid y satélites, tan numéricamente enclenques como mendaces y groseros en sus manifestaciones y mafiosos en todas sus actuaciones. Es gentuza que goza revolcándose en la propia mierda que ellos inventan, vulgares macarras que a sí mismos se llaman “la afición”. ¡Nada más y nada menos!. Lo malo es que hay gente, políticos y medios que les dan coba y sitio, sin lo cual esta escoria no saldría del WC, que es su lugar natural. Más que ellos, el problema son sus voceros y protectores cómplices.

La cosa ha venido porque en la corrida celebrada en la bellísima plaza de Chinchón el 22 de agosto dentro del certamen Antoñete, Aurelio lidió dos toros negros, junto con un jabonero, y resultó que éste manseó mucho y los negros embistieron de categoría, especialmente “Gavilán”, bravo, alegre, humillador, con galope, largura, motor y siempre a más. Un gran toro, que además era un tío, por hondo, musculado y astifino, aunque bajo y con cuello. Veragua hasta las cachas, pero negro. Esto es a lo que se han agarrado y lo que verdaderamente ha jodido a los miserables reventadores de Madrid, y aún más al maligno cobarde de su amigo el “duquesito”, siempre tapado detrás del escenario pero aprovechando la carroña.

La extraordinaria embestida de «Gavilán», de Aurelio Hernando, «planeando» en la muleta de Alberto Lamelas. ¡Un espectáculo que el «duquesito» no lo logra ni en sueños!
Bravura desbordante y entrega total metiendo los riñones de «Gavilán», al cite natural y valentísimo de Lamelas

No vamos a entrar en el juego de esta chusma discutiendo una evidencia que no tiene discusión: que lo de Aurelio es tan Veragua o más que pueda serlo lo de las pocas ganaderías del mismo origen que hoy quedan, incluyendo la del relamido moruchero que miente y difama por sistema, con la enorme diferencia de que lo de dicho pajarraco carece de casta brava y además apunta a estar podrido, mientras que lo de Aurelio le da un millón de vueltas en todos los sentidos. De ahí el odio visceral que le tienen.  Por cierto, que de nuevo nos han colado bajo cuerda y por imposición de sus colegas de la mafia reventadora al «duquesito» y sus bueyes. Aquí les esperamos con cariño para contarlo.

De momento, los Veraguas de Aurelio, negros o no negros, se han anotado otro éxito incuestionable que todo el mundo pudo ver por televisión, además de proporcionárselo a dos de los toreros del cartel. Un emotivo y bello espectáculo, también con algún buen ejemplar de José Escolar (aunque a otro nivel) y los tres espadas a hombros. La grandeza de la tauromaquia frente a la miseria de los reventadores. Que sigan éstos revolcados en su lodazal y con sus moruchos, dándose premios a sí mismos y entre sus amigotes, mientras nosotros disfrutamos con lo bravo y lo bueno. ¡Ja, ja, ja….!

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