Tópicos del monopolio juli-juampedrista (1)

Los sirvientes del monopolio usan como principal defensa hacia las críticas que se trata de “tópicos”. Pero ellos mismos emplean unas ideas tanto o más tópicas, manoseadas y superficiales que las de la otra patología taurina llamada “torismo”, a la que supuestamente se oponen. Coherencia se llama eso: combatir el tópico con más tópicos. El tema no va por ahí, por mucho que se se empeñen los de Mundo Toro, los Toros en el Siglo XXI y demás cortesanos. Lo de los “toristas” es tan falso, falaz y dañino como lo vuestro, con el agravante de que vuestra mentalidad es la del poder y éste impone su criterio en los carteles, es decir, sois parte activa en la masacre de la cabaña brava que estamos viviendo.

«Torismo» y juli-juampedrismo son iguales, las dos caras extremas de una situación podrida, porque les falta lo principal: verdadera afición, conocimiento o vergüenza, y les sobra lo mismo: cara dura, ínfulas totalitarias y desprecio hacia los demás, o directamente tienen otros motivos. En el fondo, es mucho más importante lo que es une que lo que les separa, así que esa burda comedia de buenos y malos podrá colar en otros sitios (en casi todos) pero al menos aquí no. Los tópicos y falacias de unos alimentan a las de otros. Ambos conforman un bipartito cancerígeno para el toro bravo y la tauromaquia.

Y vamos a entrar en materia aprovechando el argumentario de tópicos que en los últimos  días los del Régimen han vuelto a sacar de paseo una vez más, con Los Toros en el Siglo XXI tomando el relevo de su admirado Mundo Toro, uno en la web y otro en las redes sociales, en una estrategia claramente coordinada, ¿o es casualidad?. Lo primero que dicen, y lo más hediondo por su hipocresía, es aquello de que la desaparición de castas “es una pena”, y “en el toreo deben coexistir todas las sensibilidades o tauromaquias”. También lo afirmaba casi con las mismas palabras el inconmensurable Juli en las últimas entrevistas. ¿Otra casualidad?

Pero ¿de qué van estos listillos?. Salvando las distancias, son un calco de los sucios gobernantes que “lloran y apoyan a las víctimas” mientras por la otra puerta echan a la calle masivamente a los asesinos y violadores… y luego se van a comulgar para lavar la infamia. A estos les da mucha “pena”, tanta que por eso los toreros y empresarios a los que apoyan ciegamente están  haciendo lo posible y lo imposible para asfixiar a todas las ganaderías con calidad y bravura que no sean de Juampedrito.

Pero disimulan mal, pues sin apenas tiempo para secarse las lágrimas por las castas liquidadas y en vías de liquidación, justifican el monopolio en base a una vieja táctica de manipulación propagandista: envolver  con medias verdades las falacias de fondo. Porque es verdad que el “torismo” de los años 70 fue el responsable en la primera fase del holocausto ganadero, y lo sigue siendo hoy (ahí está lo de la corrida de Ana Romero en Zaragoza, la de Manolo González en San Isidro 2012 y tantas otras), pero los juli-juampedristas ocultan tres aspectos básicos:

  1. Que nunca han combatido de verdad aquella situación y denunciado a sus responsables: prensa corrupta, veterinarios, presidentes y empresarios. Éramos uno o dos los que lo hicimos, y por eso nos quitaron de en medio, haciéndonos sin quererlo el mayor favor de nuestra vida (ja,ja, ja….). ¿No se acuerdan ya?, qué raro, algunos estaban cerca, aunque otros sólo son aprendices llegados a esto hace cuatro días y hablan de oídas.
  2. Que los ganaderos del monopolio se han amoldado al “torismo” agigantado el volumen y los pitones de sus toros, sacándolos completamente fuera de su tipo clásico. O sea, han avalado el “torismo” por vía de los hechos.
  3. Sobre todo, y fundamental: que han aprovechado la dictadura “torista” supuestamente enemiga para arrinconar a cuantas ganaderías les molestan. Y hablamos de las buenas, no de la bazofia “torista”: todas las de origen Núñez, Atanasio, Buendía, Cubero, Galache, Ibán, Peralta y otras muchas, e incluso algunas de Domecq. Y ello por dos motivos: porque casi todas tienen bravura acometedora, no sólo nobleza bobalicona, y muy especialmente porque cada una tiene un estilo diferente de embestida, es decir, triunfar con ellas implica tener muchos registros lidiadores, cosa de la que vuestros julis carecen o han olvidado. Además, ¡es tan incómodo eso de variar para amoldarse al toro y tan placentero leer siempre el mismo guión y saber lo que va a ocurrir de antemano!. Este es el motivo básico que explica todo.

No ya media verdad, sino directamente falso, es afirmar que cuando los actuales toreros tomaron la alternativa ésas ganaderías ya no estaban en las ferias. Mentira pura y dura, casi todas ellas lo estaban hasta mediados-finales de los 90, y son las figuras actuales, con Tomás y ahora Juli a la cabeza, quienes las han barrido. Desmontar la trola es tan sencillo como ir a las estadísticas, comprobarlo y ver la evolución galopante de esta lacra en las últimas temporadas.

Es mentira descarada que la desaparición de castas sea consustancial con la evolución del torero. ¿Acaso no evolucionó la técnica en el siglo transcurrido desde finales del siglo XIX hasta la llegada de Tomás y El Juli? Evidentemente falso de toda falsedad. Y ni antes ni durante este largo periodo jamás se asistió a lo que estamos viendo ahora. Unas ganaderías subieron y otras bajaron, lo normal, pero la eliminación masiva de hoy nunca se produjo, y la variedad de castas que mataban las figuras no tiene nada que ver con el abrumador monopolio imperante hoy. De nuevo, váyanse a los documentos para comprobarlo.

Es otra mentira soez que hasta El Juli no haya habido toreo profundo, largo, de mano baja y en redondo, ni toro que lo aguantara. Cientos de testimonios lo demuestran. ¿Han visto los propagandistas del “coloso” la faena de El Cordobés al burraco Rinconcito de Torrestrella en la feria de Bilbao de 1966?, ¿o la de El Viti al samuel Peinadito en la feria de Sevilla del mismo año?, ¿o la de Capea al Peletero de Baltasar Ibán en San Isidro de 1978, o al Cumbreño de Manolo González en 1985?, ¿o las de Ojeda con varios toros de esta misma ganadería?, y tantísimas otras que podemos citar cuando quieran para refrescar su débil memoria o para que aprendan algo de esto.

Y aparte de mentir, están vilipendiando una historia del torero aún muy cercana, que muchos hemos vivido y sobre la que no pueden engañarnos. También en el repudio del pasado coinciden con la chusma “torista”, que machacó el toro en su tipo clásico y por mucho que diga sigue sin admitirlo hoy. Todos se han llevado cornadas y se la juegan, y eso merece siempre máximo respeto, pero es incomparable la ética de las figuras actuales y de las anteriores, como Julio Aparicio padre (hacia el cual de nuevo vierten su odio por haber dicho la verdad) que dieron la cara y triunfaron a golpe cantado con todo tipo de toros, más chicos  pero con mucha más raza, y  en todas las plazas. Sus adorados tomases y julis ni lo han hecho jamás ni tienen la capacidad ni los cojones para hacerlo que tenían los de antes.

¿Se enteran estos guais del siglo XXI? Pues habrá mucho más. A estas alturas, no van a confundirnos o van a hacernos tragar lo blanco como negro, ya sean los nenes de la nueva ola o sus maestros cincuentones. ¿Saben el motivo?: porque no comemos del taurineo ni nos importa un rábano lo que diga o haga. No tenemos más interés que la pasión por el toro bravo, noble, en su tipo clásico y con toda su variedad, y con él la reivindicación de una Fiesta rica, emotiva y diversa, que es su única posibilidad de futuro.

Continuará…

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